Como bien sabemos siempre tendremos altos y bajos en la vida.
Somos pasajeros de la rueda de la fortuna, a veces estamos arriba y a veces abajo.
Somos conscientes que muy dentro de uno, existe una fuerza que al final de cada situación te hace ver gloriosa. Notas que pese a sentir soledad en el alma; de repente sucede algo bueno en tu camino que empuja a tomar nuevamente las riendas de tu vida.
Te miras frente a un espejo mientras contemplas el caer de una lágrima que secas con la mano dandote cuenta de que allí hay un grandioso ser sin que nadie lo diga.....Te abrazas y cada día animas a continuar.....
Eres tú y sabes que no te dejarás sólo pese una tormenta u obstáculos que parecieran irrompibles.... Estás y no te dejas morir.
Pero qué pasa cuando alguien a quien amas llora y sufre,
qué pasa cuando al ser que más amas tiene tanto dolor en su corazón y te sientes impotente de decirle una palabra de aliento, te sientes débil para ayudarle, te da rabia verle mal y deseas que todo lo que le está pasando te pase mejor a ti para que ella no sufra.
Te sientes dispuesta ingenuamente a tocar una puerta y esperar a que salga el responsable de decidir lo que puede dejar de doler y cambiar la situación. Hacerle un trueque para que ella esté feliz.
Sin embargo, sabes que eso no pasa.....que eso no es de decidir
Creo que todos en algún momento hemos dicho:
qué no daría porque tu dolor cese,
qué no daría por verte feliz,
qué no daría porque nada de esto te pase,
Daría mi vida por ti.
Pero de nada sirve.
No funciona tener -hubieras-, no funciona querer evitar, no funciona sentirte débil.
Lo que realmente puede ayudar es entregar el alma, esa alma que así como te ha ayudado en momentos difíciles; puede hacer maravillas con alguien más.
Surgen muchas preguntas y lo importante es aterrizar. Y con los pies firmes luchar por ti y por alguien más. Son los motivos de la vida que debemos mantener para regalar la vida en otras formas.
Cada día quiero estar bien y ser un roble en crecimiento para matizar dentro de lo que pareciera a simple vista destruirle, entonces convertirle en dicha y voluntad.
Somos pasajeros de la rueda de la fortuna, a veces estamos arriba y a veces abajo.
Somos conscientes que muy dentro de uno, existe una fuerza que al final de cada situación te hace ver gloriosa. Notas que pese a sentir soledad en el alma; de repente sucede algo bueno en tu camino que empuja a tomar nuevamente las riendas de tu vida.
Te miras frente a un espejo mientras contemplas el caer de una lágrima que secas con la mano dandote cuenta de que allí hay un grandioso ser sin que nadie lo diga.....Te abrazas y cada día animas a continuar.....
Eres tú y sabes que no te dejarás sólo pese una tormenta u obstáculos que parecieran irrompibles.... Estás y no te dejas morir.
Pero qué pasa cuando alguien a quien amas llora y sufre,
qué pasa cuando al ser que más amas tiene tanto dolor en su corazón y te sientes impotente de decirle una palabra de aliento, te sientes débil para ayudarle, te da rabia verle mal y deseas que todo lo que le está pasando te pase mejor a ti para que ella no sufra.
Te sientes dispuesta ingenuamente a tocar una puerta y esperar a que salga el responsable de decidir lo que puede dejar de doler y cambiar la situación. Hacerle un trueque para que ella esté feliz.
Sin embargo, sabes que eso no pasa.....que eso no es de decidir
Creo que todos en algún momento hemos dicho:
qué no daría porque tu dolor cese,
qué no daría por verte feliz,
qué no daría porque nada de esto te pase,
Daría mi vida por ti.
Pero de nada sirve.
No funciona tener -hubieras-, no funciona querer evitar, no funciona sentirte débil.
Lo que realmente puede ayudar es entregar el alma, esa alma que así como te ha ayudado en momentos difíciles; puede hacer maravillas con alguien más.
Surgen muchas preguntas y lo importante es aterrizar. Y con los pies firmes luchar por ti y por alguien más. Son los motivos de la vida que debemos mantener para regalar la vida en otras formas.
Cada día quiero estar bien y ser un roble en crecimiento para matizar dentro de lo que pareciera a simple vista destruirle, entonces convertirle en dicha y voluntad.