JULIA Y LUISA (PARTE 2)

Fue cuando escuché esa exquisita frase que mi piel se erizó y como si sus palabras tuviesen un poder sobre mi, no tuve protesta alguna para dejarme llevar por la ocasión que pareciese estar llena de fantasía.

Seguí sus pasos hacia el sofá y apaciblemente me sentó en él. Ella de pie me miró tiernamente, después se dirigió hacia su bolso y sacó una cinta. Quise sorprenderme, mi mente se llenó de incertidumbre, pero tras escuchar el clic se dejó sonar una voz inigualable.....sí, era cierto; Portishead envolvería la pasión de esta noche. Después llegó a mi una sensación que me convencía de cuán perfecto era este día.

Yo le observaba mientras que ella quitaba su falda dejándo al descubierto unas piernas delgadas pero fuertes, y ahora lo único que le cubría era una tanga negra de encaje.

Se dirigió hacia mi para quitar el pantalón de algodón que no había cambiado desde la mañana y enseguida se sostuvo del respaldo intentando quedar sobre mi, así que colocó cada una de sus rodillas a un costado de mis caderas, dió un beso corto sobre mis labios y puso en reposo mi cabeza sobre el respaldo.

Continuó mordiendo mi cuello, acariciaba mis senos, y de una vez me arrebató la playera y brasiere. Sentada sobre mis piernas desnudas que se movían de un lado a otro por el giro que iniciaban sus caderas al ritmo de la música; fue lo que me hizo sentir pequeñas contracciones e inmediatamente después de percibirlas, Julia bajó su mano para acariciar mi clitoris.

Mis ojos se cerraron fuertemente, mis dientes se apretaban entre sí, entonces supe que esa mujer estaba penetrando hasta lo más profundo de mi. Eran perfectos sus movimientos, como si supiera dónde encontrarme, como si leyera mis deseos, como si me conociera de siempre.
La sentía dentro, la gozaba con mis ojos, le acariciaba la espalda. Estaba en trance, un sueño que se volvió por horas el mejor que había tenido en mi corta existencia.

Fue eterno ese momento y palpé con mis entrañas, con mi alma y mi conocimiento que tenía a mi lado a una mujer excepcional a la que no quería dejar y con la que deseaba compartir otros momentos más.

Julia y yo terminamos abrazadas, y acostadas en el sillón.
Cerré mis ojos mientras sentía el acariciar de sus manos sobre mi cabello.
Dándome un beso en la frente hizo que abriera mis ojos para verle, entonces fue que dijo:

-Luisa, no sabes qué momento tan maravilloso, el encontrarte, el verte, el sentirte, el estar junto a ti así.... no dejemos pasar la vida sin esto. Si tú lo deseas tanto como yo podemos hacer que este sueño no sea de una ocasión y se vuelva un sueño de nuestra realidad.

Era cierto, estaba en lo correcto ella empezaba a sentir mi compañía y yo la suya, así que mis labios soltaron las palabras. Estaba convencida, no tenía dudas hasta ese momento, me quería dar la oportunidad, sin esperar, sin dar más tiempo.
Vi la más pura sonrisa tras musitarle...
-Julia quedate esta noche y se la musa de mis sueños, de mis noches y de todos mis días....

FIN

Si quieren saber qué pasó con la mujer que vivía con Luisa, volvió a llamar más tarde para decir que regresaría en un mes para llevarse sus cosas y terminar en paz....Lo pongo porque sé que la mayoría de nosotras las lenchitas somos un tanto sentimentales pero si aparece una ruda con el corazón petreo haga de cuenta que no leyó este parrafo después del final e imagínese lo que quiera.